Algunos podrían decir que Arya, pero es que a Arya ya se le imaginaban maneras desde el primer capítulo.
De ser la más ingenua del grupo junto a Bran Stark o Tommen Baratheon (o mejor dicho Lannister) a empecer a tejer una telaraña con una sombra tan alargada, que solo palidece ante la de Cersei Lannister.
En esta última temporada, la primera no adaptada directamente de la Saga de Canción de Hielo y Fuego, su paso por las inmediaciones maritales de Ramsay Bolton, le ha otorgado ese grado de "mala baba" que ni el asesinato de gran parte de su familia, había conseguido.
Porque ni "El Perro", ni Joffrey Baratheon (digo Lannister), ni Meñique, ni Cersei, ni nadie había conseguido alterar tanto el rictus de esta rubia (digo pelirroja) hija de Winterfell (Invernalia suena menos élfico), como este gran y cruento personaje.
Yo, ya lo hecho de menos. Seguro que Hediondo - Theon Greyjoy, no.
La mirada de Sansa en la escena en la deja a Ramsay junto a sus perros es, posiblemente, la de mayor nivel interpretativo de la actriz Sophie Turner en la serie; además de que resume el cambio abismal que ha sufrido su personaje en estas temporadas.
¿O no estáis convencidos de que hará todo lo que sea necesario para llevar a cabo sus fines a partir de ahora?
¿O creéis que solo tuvo que sonreir a Meñique para conseguir que se uniera a ellos en la Batalla de Los Bastardos?
Aunque Arya no se queda corta en cuanto a lo que es capaz de hacer, Sansa posee un arma que casi siempre funciona en este Universo, y en todos los demás. Ahora ya no es una niña. Es toda una mujer.
Por cierto, también espero con ganas la evolución de Lyanna Mormont. Aunque da la sensación de que ella nunca fue niña.
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