Hace un tiempo vi la película Animales fantásticos y dónde encontrarlos, y la verdad, no fue ni mejor ni peor de lo que me esperaba.
Con esto no estoy diciendo que sea mala o buena, ni que todas las películas de la Saga de Harry Potter sean excelentes. Algunas sí lo son. Pero lo que hice es compararla con este mundo en el que tanto Harry, Hermione, Ron y yo mismo, habíamos crecido. Algunos más que otros, por supuesto.
Por suerte, pocos días antes había revisitado la primera de la saga, La Piedra Filosofal por lo que no mi mente me jugó menos malas pasadas a la hora de comparar criterios. Harry Potter se convierte desde el minuto 1 en un cuento para niños y, los que todavía deseamos serlo en esencia; pero es que Hogwarts con sus alumnos, sus bichos, sus profesores, sus alumnos y sus escobas, se convierten en un ente vivo que brilla con luz propia.
Eso no pasa en Animales Fantásticos. Ya digo que tiene momentos brillantes, y que Eddie Redmayne es un buen actor, además de perfecto para el papel histriónico de Scamander. Me gustó esta recreación de New York de 1926, pero aunque los edificios se hubieran movido todo el rato como en Dark City (película muy interesante anterior a Matrix) solo puede decir que me gustó.
Me parece muy bien que exista una segunda parte de Animales fantásticos y, espero que existan personajes que conecten ambas sagas en el tiempo pero... lo que realmente quiero es ver a Daniel Radcliffe, Rupert Grint, y a Emma Watson, en Hogwarts, ya sea acompañando a sus hijos, de profesores o como sea.
Porque aun siendo jóvenes como son, ya son mitos. Porque se les echa de menos.
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